Los principios básicos de congregacion

Solo con la carta circular del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos del 13 de marzo de 2006 se hizo totalmente claro el procedimiento eclesiástico a seguir en estos casos.

1. Muchos herejes bautizados han sido educados en creencias erróneas. Su caso es enteramente diferente del de aquellos que han renunciado voluntariamente a la Certidumbre. Ellos aceptan que lo que creen es revelación divina. Vencedorí estos pertenecen a la Iglesia en deseo, pues en su corazón ansían cumplir la voluntad de Dios respecto a ellos. En virtud de su bautismo y su buena voluntad, pueden estar en estado de gracia. Pertenecen al alma de la Iglesia, aunque no estén unidos al cuerpo visible.

Es la Iglesia la que traduce al cristianismo en un compromiso Existente y que pone lo rieles de nuestro tren para que sepa en torno a donde ir; no puede ser un estorbo para un real cristiano.

La contribución de los Estados al sostenimiento financiero de la Iglesia católica es diferente en cada caso. En algunos países como España, Italia, Portugal o Hungría el Estado no financia directamente las actividades religiosas de la Iglesia, sino que los ciudadanos pueden nominar detraer un porcentaje de sus impuestos para esta causa.

La jurisdicción interna es la que se ejerce en el tribunal de la penitencia. Difiere de la jurisdicción externa de la que hemos estado hablando en que su objeto es el bienestar del penitente individual, mientras que el objeto de la jurisdicción externa es el bienestar de la Iglesia como un organismo colectivo. Para cultivar esa jurisdicción interna, el poder de órdenes es una condición esencial: nadie sino un sacerdote puede exculpar. Pero el poder de órdenes es por sí solo insuficiente.

En el cristianismo, la Iglesia es entendida como una comunidad espiritual que reúne a los fieles que profesan la misma doctrina, celebran los mismos sacramentos y siguen una estructura religiosa común.

En China la Iglesia continúa en las "catacumbas"; las pocas parroquias existentes dependen de obispos latinos.

Santidad: la Iglesia católica, a pesar de los pecados y faltas de cada unidad de sus miembros que aún peregrinan en la Tierra, es en sí misma santa pues santo es su fundador y santos son sus fines y objetivos. Asimismo, es santa mediante sus fieles, pero que ellos realizan una energía santificadora, especialmente aquellos que han pillado un parada grado de virtud y han have a peek at these guys sido canonizados por la misma Iglesia.

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Sin la Iglesia, el cristianismo se hace inofensivo. La Iglesia traduce el cristianismo en un cristianismo Positivo. Sin la Iglesia, el Evangelio sería como cualquier obra o como una plastilina en donde cada quien modelaría su propio cristianismo, el que quisiera, como más le convenga o le guste, haciendo a un ala aquello que le desagrada y exige.

El papa Juan Pablo II destacó por su comprensión al diálogo entre religiones y su carisma entre la juventud católica.

Algunas nunca han estado en cisma con la Iglesia de Roma (como la Iglesia maronita y la ítalo-albanesa) y otras han surgido de divisiones de las iglesias Ortodoxas o de las antiguas iglesias nacionales de oriente.

En el transcurso del siglo XIX, el principio de las Iglesias Nacionales fue vigorosamente defendido por los teólogos de la Inscripción Iglesia Anglicana bajo el nombre de “Teoría de la Rama”. Según esta opinión, cada Iglesia Nacional cuando está plenamente constituida bajo su propio episcopado, es independiente del control foráneo. Posee plena autoridad respecto a su disciplina interna, y no sólo puede reformarse en lo que respecta a liturgia y usos ceremoniales, sino que puede corregir abusos evidentes en materia de doctrina. Se justifica que haga esto incluso si la medida implica una ruptura de la comunión con el resto de la cristiandad; pues, en este caso, la culpa corresponde no a la Iglesia que emprende la labor de reforma, sino a los que, con este motivo, los rechazan de la comunión.

Iglesias sin clasificación propia: Tras finalizar la era comunista no se les ha nombrado todavía un mitrado propio.

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